martes, 15 de marzo de 2011

Angelus del 1 de enero de 2011


Al término de la Celebración Eucarística en la Solemnidad de Santa María Madre de Dios y en la celebración de la 44a Jornada Mundial de la Paz, el Santo Padre Benedicto XVI, antes de rezar el Angelus, dirige a los fieles y a los peregrinos presentes en la Plaza de San Pedro las siguientes palabras:

Queridos hermanos y hermanas:

En este primer Ángelus de 2011, dirijo a todos mi deseo de paz y de bien confiándolo a la intercesión de María santísima, a la que hoy celebramos como Madre de Dios. Al inicio de un nuevo año, el pueblo cristiano se reúne espiritualmente ante la cueva de Belén, donde la Virgen María dio a luz a Jesús. Pedimos a la Madre la bendición, y ella nos bendice mostrándonos a su Hijo: de hecho, él en persona es la Bendición. Dándonos a Jesús, Dios nos lo ha dado todo: su amor, su vida, la luz de la verdad, el perdón de los pecados; nos ha dado la paz. Sí, Jesús es nuestra paz (cf. Ef 2, 14). Él trajo al mundo la semilla del amor y de la paz, más fuerte que la semilla del odio y de la violencia; más fuerte porque el Nombre de Jesús es superior a cualquier otro nombre, contiene todo el señorío de Dios, como había anunciado el profeta Miqueas: «Y tú, Belén... De ti me nacerá el que debe gobernar... Él se mantendrá de pie y los apacentará con la fuerza del Señor, con la majestad del nombre del Señor, su Dios. ¡Y él mismo será la paz!» (5, 1. 3-4).

Por esto, ante el icono de la Virgen Madre, la Iglesia en este día invoca de Dios, por medio de Jesucristo, el don de la paz: es la Jornada Mundial de la Paz, ocasión propicia para reflexionar juntos sobre los grandes desafíos que nuestra época plantea a la humanidad. Uno de ellos, dramáticamente urgente en nuestros días, es el de la libertad religiosa; por eso, este año he querido dedicar mi Mensaje a este tema: «Libertad religiosa, camino para la paz». Hoy asistimos a dos tendencias opuestas, dos extremos igualmente negativos: por una parte el laicismo, que a menudo solapadamente margina la religión para confinarla a la esfera privada; y por otra el fundamentalismo, que en cambio quisiera imponerla a todos con la fuerza. En realidad, «Dios llama a sí a la humanidad con un designio de amor que, a la vez que, implicando a toda la persona en su dimensión natural y espiritual, reclama una correspondencia en términos de libertad y responsabilidad, con todo el corazón y el propio ser, individual y comunitario» (Mensaje, 8). Donde se reconoce de forma efectiva la libertad religiosa, se respeta en su raíz la dignidad de la persona y, a través de una búsqueda sincera de la verdad y del bien, se consolida la conciencia moral y se refuerzan las instituciones y la convivencia civil (cf. ib. 5). Por esto la libertad religiosa es el camino privilegiado para construir la paz.

Queridos amigos, dirijamos de nuevo la mirada a Jesús, en brazos de María su Madre. Mirándolo a él, que es el «Príncipe de la paz» (Is 9, 5), comprendemos que la paz no se alcanza con las armas, ni con el poder económico, político, cultural y mediático. La paz es obra de conciencias que se abren a la verdad y al amor. Que Dios nos ayude a progresar en este camino durante el nuevo año que nos concede vivir.

Después del Ángelus, el Santo Padre anunció su Peregrinación a Asís en octubre de 2011 y saludó la Marcha por la Paz que se celebraba en Ancona.

Queridos hermanos y hermanas, en el Mensaje para la Jornada de la Paz de hoy subrayé que las grandes religiones pueden constituir un importante factor de unidad y de paz para la familia humana, y recordé, al respecto, que en este año 2011 se celebrará el 25° aniversario de la Jornada Mundial de Oración por la Paz que el Venerable Juan Pablo II convocó en Asís en 1986. Por esto, el próximo mes de octubre, iré como peregrino a la ciudad de san Francisco, invitando a unirse a este camino a los hermanos cristianos de las distintas confesiones, a los representantes de las tradiciones religiosas del mundo, y de forma ideal, a todos los hombres de buena voluntad, con el fin de recordar ese gesto histórico querido por mi predecesor y de renovar solemnemente el compromiso de los creyentes de todas las religiones de vivir la propia fe religiosa como servicio a la causa de la paz. Quien está en camino hacia Dios no puede menos de transmitir paz; quien construye paz no puede menos de acercarse a Dios. Os invito a acompañar esta iniciativa desde ahora con vuestra oración.

En este contexto deseo saludar y animar a cuantos, desde ayer por la noche y durante la jornada de hoy, en toda la Iglesia rezan por la paz y por la libertad religiosa. En Italia, la tradicional marcha organizada por la Conferencia episcopal italiana, Pax Christi y Cáritas tuvo lugar en Ancona, ciudad que acogerá el próximo mes de septiembre el Congreso eucarístico nacional. Aquí en Roma, y en otras ciudades del mundo, la Comunidad de San Egidio ha vuelto a proponer la iniciativa «Paz en todas las tierras»: saludo de corazón a cuantos han participado en ella. Saludo también a los miembros del Movimiento del amor familiar, que esta noche han velado en la plaza de San Pedro y en la diócesis de L'Aquila, rezando por la paz en las familias y entre las naciones.

Luego dijo en francés:

¡Estoy feliz de saludaros, queridos peregrinos francófonos presentes esta mañana, así como a las personas que se nos unen por la radio y la televisión! En este primer día del año, celebramos a Santa María, Madre de Dios, y oramos particularmente por la paz. Pueda la Virgen María, Madre del Príncipe de la Paz, ayudar a cada persona a renovar su compromiso por construir un mundo siempre más fraterno donde todos sean libres de profesar su religión o su fe. ¡Buen y feliz Año a todos!

Continuó en inglés:

Ofrezco una calurosa bienvenida a los visitantes de lengua inglesa que están aquí hoy. En el primer día del año la Iglesia rinde honor especial a la Madre de Dios, recordando cómo en humilde obediencia a la voluntad del Señor llevó en su vientre y dio a luz a Aquel que es la Luz del Mundo. En este día, también, oramos especialmente por la paz en todo el mundo, y os invite a todos vosotros a unirse en oración sentida a Cristo el Príncipe de la Paz por el fin de la violencia y el conflicto donde se encuentren. Sobre todos vosotros, y sobre vuestros seres queridos en casa, invoco abundantes bendiciones de Dios para el año que está por venir. ¡Feliz Año Nuevo!

Luego en alemán:

Un saludo de feliz Año Nuevo a todos los peregrinos y visitantes de lengua alemana. Estoy feliz de dar una cordial y calurosa bienvenida a los Cantores de Villancicos de Mainz, que participan cantando en las parroquias por la Epifanía, para anunciar a los hombres el acontecimiento del nacimiento de Cristo. Este es un mensaje de alegría y paz para el mundo entero. Dios estará con nosotros. En su Hijo encarnado Dios vuelve su rostro hacia nosotros y nos da la salvación. Por eso oramos pidiendo su bendición para que este nuevo Año comience en nombre del Señor. Que Dios os acompañe en todo.

En español dijo:

Saludo con afecto a los peregrinos de lengua española que participan en esta oración mariana en este primer día del año, octava de la Navidad. La Iglesia celebra hoy la solemnidad de Santa María, Madre de Dios, y también la Jornada mundial de la paz. Os invito a entrar en la escuela de la Virgen santísima, fiel discípula del Señor, para aprender de ella a acoger en la fe y en la oración la salvación que Dios quiere derramar sobre los que confían en su paz y amor misericordioso. ¡Feliz Año nuevo!

En portugués dijo:

Saludo a los peregrinos de lengua portuguesa en esta solemnidad de Santa María, Madre de Dios. Que ella interceda junto a su Divino Hijo, Príncipe de la Paz, para que la humanidad se abra siempre más al Evangelio, único camino para la verdadera fraternidad.

En polaco dijo:

Saludo cordialmente a todos los polacos. A vosotros aquí presentes en Roma, a vuestros compatriotas en vuestro país y en el extranjero, deseo un Año Nuevo lleno de las bendiciones divinas. Que se realicen nuestras esperanzas y buenos propósitos, que ponemos en él. Pido a la Santísima Madre de Dios que interceda por la paz para el mundo, os sostenga con su ayuda y sea vuestra guía. ¡Dios os bendiga!

En italiano dijo:

Saludo a todos los peregrinos de lengua italiana, en particular a los jóvenes de la Obra Don Orione. ¡Buen año a todos!

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